viernes, 18 de mayo de 2012

Súper estrellas de la NBA a las oficinas.



Después de compartir grandeza y brillantez en las canchas de la NBA y de ser grandes rivales durante mucho tiempo, Larry Bird y Michael Jordan desafiaron su magnificencia como jugadores y probaron como ejecutivos del baloncesto. Pero las cosas no han sido igual de brillantes para Jordan, quien es considerado como el mejor jugador en la historia del juego. Estar en la  cancha fue un paraíso para él, pero en la oficina, en cambio, ha sido como estar en el infierno. Jordan ha sucumbido en su intento de ser un dueño respetable con los Bobcats de Charlotte y por más que trate de justificar su fracaso al decir que sus acciones tienen una mayor connotación porque es quien es, los resultados no le ayudan en nada, sobre todo los de la pasada temporada regular en la NBA.

Sus Bobcats terminaron con registro de 7-59  (23 reveces segundos), el peor récord en la historia de la liga estadounidense, un desempeño que comenzó a erosionar su gran popularidad.  La historia de Jordan como ejecutivo comienza en 2001 con los Wizards de Washington. Allí comete uno de sus más grandes errores al escoger en un primer pick a Kwame Brown en el sorteo de novatos de ese año, en vez de jugadores como Pau Gasol, Tony Parker o Tyson Chandler.

No solo en Washington dejó su impronta negativa, también en Charlotte tiene su historia desde que asumió como dueño minoritario en 2006 e incluso después que se convirtió en el propietario mayoritario en 2010.  Tras su primera visita a postemporada como Bobcats, Jordan deja ir a los jugadores que habían sido claves en el reciente y efímero éxito del club: Chandler, Raymond Felton y Gerald Wallace. Muchas críticas se han vertido en contra del ex jugador, incluyendo las de su colega y amigo Charles Barkley y del laureado y reputado técnico Larry Brown.

Bird pasó la prueba

Bird es otra cosa, la excelencia campea en ambos roles; tanto, que ha sido laureado en cada uno de los papeles que ha representado. Su reciente premio al ejecutivo del año en la temporada de 2012 es la confirmación de que su mente está exclusivamente diseñada para pensar en baloncesto. Ha sido el único mortal que ha sido distinguido como Jugador Más Valioso, dirigente y Ejecutivo del Año.

Desde que se retiró en plenas facultades tras la temporada de 1991-92, Bird emprendió una carrera en las oficinas con la propia organización de los Celtics de Boston, el equipo con  el que había ganado tres campeonatos como jugador. En 1997, sin experiencia previa, fue contratado por los Pacers como dirigente. Bird nació en Indiana y había estudiado en la universidad de ese estado, así que el movimiento tenía mucha razón en ese momento. El inexperto coach empezó a dejar ver de inmediato que triunfaría en esas lides, puesto que encaminó a su equipo a la postemporada (58-24), un logro que le valió el premio como el dirigente del año (1997-98). 

En cada una de las siguientes dos campañas Bird clasificaría los Pacers como primeros en la División del Atlántico hasta que después de la contienda 1990-00 perdió la final de la liga ante los Lakers, la única ocasión en la que esa organización ha estado en esa instancia. Tras ese gran logro, renunció a su puesto para dejar su marca general en 147-67 y  luego regresó en 2003 a la oficina central de los Pacers como presidente de operaciones de baloncesto hasta que en 2008 fue nombrado presidente a tiempo completo. Bird sometió a Indiana en un intenso proceso de reestructuración y se mantuvo fuera de los playoffs por las siguientes dos temporadas hasta que 2011 clasificó en la octava posición y en la actual estación  quedaron terceros en el Este. 

Bird escogió al delantero Tyler Hansbrough en el sorteo de novatos de 2009,  a Paul George en 2010 y seleccionó al novato Kawhi Leonard y lo envió a San Antonio a cambio del armador George Hill. En la temporada muerta pasada, tuvo la visión de contratar al agente libre David West y confirmó  al dirigente Frank Vogel. Todos han hecho lo suyo.

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