Con tan solo trece años de edad Claudine García dio sus primeros pasos en el racquetbol de la mano de su padre, quien lo jugaba. Desde ese momento solo pasaron meses y esta comenzó a competir en eventos importantes de esta disciplina, empezando a tener algunos logros.
En 1990 fue su primera competencia y después siguieron distintos eventos a nivel nacional e internacional; desde ese momento no ha parado.
Ya a los 14 era miembro de la selección nacional.
Además de atleta, García es graduada en la carrera de mercadeo y confiesa que detuvo el deporte para terminar su carrera por causas de lesiones.
“Gracias a Dios he podido empezar otra vez desde cero e ir obteniendo logros”, explicó.
A sus 36 años es madre de Marcos Alejandro, de 4 años.
Ella narra que al momento de enterarse que estaba embarazada, la consideró la mejor medalla de su carrera.
Cuenta que tuvo varios problemas para concebir, acompañó a su cuñada al médico a recoger los resultados de ambas; “vi el examen de ella y me reí, cuando vi el mío empecé a saltar, gritar y todo el mundo me miró“, explica García.
Con respecto a ser madre y atleta esta expresa que su trabajo comienza temprano desde la seis de la mañana con Marcos, donde se mezcla la ternura y la agresividad porque el racquetbol conlleva mucha adrenalina, pero cuenta que siempre hay tiempo para dedicarle a los hijos.
“Yo soy la que lo lleva al colegio, a mi me toca bañarlo, darle comida, siempre estar ahí, hablar con él y estoy creando esa confianza entre madre e hijo”, enfatiza.
La primera competencia que tuvo que viajar confiesa que lloró mucho porque apenas su hijo tenia seis meses. “En ese momento me dije que no volvía a competir, fue muy dura la separación.
Para mi es una bendición de Dios, si Él me lo mandó por algo será”, refiere.
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